Por Luis Ramírez Castellón *

El próximo 7 de agosto los habitantes de El Socorro conmemoramos los 50 años de una de las escuelas más emblemáticas de la ciudad: la escuela Emiliano Alcalá Romero, conocida cariñosamente como Techo Rojo, nombre dado por los habitantes del sector por el color rojo intenso que mantuvo su techo por muchos años, luego de su fundación en 1970, siendo secretario de Educación el después director del periódico El Universal, Gonzalo Zúñiga Torres.

En ese entonces tuvo el nombre de Concentración Mixta Oficial Emiliano Alcalá Romero, en honor a ese egregio educador cartagenero, que enalteció la educación de la ciudad y del país.

La Escuela Techo Rojo es un ícono y un referente obligado de organización y de calidad en la formación de sus estudiantes. Año tras año, y en todas las épocas, egresan de ese noble y recóndito rincón del saber y los  valores un selecto grupo de niños y niñas, con inigualables competencias académicas y morales, que después se trasladan al bachillerato de la sede principal de su colegio Soledad Acosta de Samper, o a otras instituciones hermanas oficiales y privadas de la ciudad, que los reciben con amor por el solo hecho de llevar la impronta indeleble de haberse formado inicialmente en esa escuela histórica y amada, patrimonio de Cartagena, esa que se quiere tanto o más que a los zapatos viejos, parafraseando al insigne poeta Luis Carlos López.

Auscultar la historia del paso de los 50 años del Techo Rojo es observar con asombro la pléyade de directivos, profesores y destacadas personalidades que han pasado por sus aulas e instalaciones, cuyos nombres honran lo que representa esa escuela inmortal.

Recordamos y veneramos a directores y coordinadores célebres e ilustres, como Juanita Roger de Coronell (su fundadora), Lucila Taborda de Arévalo, Eloina Valdez de Bohórquez, Olinda Ríos de Roa y el incansable Nicolás Calabria Hernández, actual coordinador, profesional benemérito de comprobada ética y compromiso social.

En el ramillete de sus egresados encontramos a profesionales valiosos y prestantes, que asimilaron el consejo sabio y las orientaciones impolutas de sus maestros, entre los cuales destacamos a: Ricardo Morales, eminente Abogado Penalista, Wilson Medrano (f) exjuez de la República , Juan C. Bohórquez Valdez, excelso arquitecto de la ciudad, Jorge Melo y Misael de Ávila, reconocidos deportistas, y Ariel Ramos Arango, artista plástico de la Escuela Bellas Artes de Cartagena, licenciado en Primera Infancia, músico y folclorista de gran talla y reconocimiento, quien con el son de su gaita alegre y el trazo de su plástica rememora los años dorados de su fértil infancia en su paso por las calientes aulas de su querida escuela.

Especial reconocimiento en esta magna fecha conmemorativa merecen los profesores y padres de familia de ayer y de hoy, bastiones importantes de los éxitos alcanzados en ese proyecto académico y cultural que hoy luce alegre por su cumpleaños y nostálgico por la ausencia de la risa alegre y pura de sus inquilinos naturales, los estudiantes emilianistas iesístas, quienes no la van a engalanar con confetis, dibujos y el natural olor a lápiz y a crayolas, dada la situación excepcional que vive el mundo, derivada de la pandemia que nos azota y que nos tiene confinados, como esperando la venida del arzobispo en Noviembre, como en el pueblo polvoriento de Cedrón en la novela de Héctor Rojas Herazo.

¡Ser iesista es un honor! ¡Ser emilianista es una alta dignidad! ¡Feliz cumpleaños Techo Rojo!

* Rector de la I. E. Soledad Acosta de Samper

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